EN SEMANAS RECIENTES se rumoró la posibilidad de que Colombia estuviera adelantando algún tipo de gestiones internacionales para solicitar su ingreso como país aliado de la OTAN. El Gobierno, por intermedio de la canciller Barco, no desmintió esos rumores, aun cuando tampoco ahondó sobre el asunto. Así las cosas, el tema quedó flotando en el ambiente y vale la pena analizarlo.
En primer lugar, es necesario señalar que la OTAN se encuentra en un período de transición muy difícil por dos razones. Primero, ha perdido la razón de ser que le dio origen, esto es, la defensa de Europa frente a la amenaza soviética; segundo, no existe una visión compartida colectivamente por los países miembros acerca de su razón de ser, su organización, su orientación y sus misiones. Sin embargo, paradójicamente, la OTAN nunca había estado tan activa como ahora desde que a mediados de los años noventa por primera vez desplazó fuerzas fuera del territorio de los países miembros. Sus actuaciones en misiones de paz en los Balcanes y en Afganistán lo demuestran.
Creo que sólo réditos positivos podríamos esperar de esta eventual asociación. Desde hace cerca de 10 años, la OTAN está repensándose y reorganizándose y este proceso está aún lejos de haber concluido. El estatuto de la Alianza Atlántica hoy no permite el ingreso como miembros plenos de países no europeos. Sin embargo, a mediados de los años 90 la OTAN creó el programa Partnership for Peace (PfP) o Asociación para la Paz, que en 12 años ha incluido a 18 países. Con esta asociación, la OTAN desarrolla una relación bilateral con cada país cuyo propósito es el cumplimiento de una función preventiva en la guarda de la seguridad en el entorno del área noratlántica. La OTAN los retribuye con su apoyo a procesos de reforma y modernización en los sectores de seguridad y defensa.
El excanciller alemán Schoeder y el actual secretario general de la Alianza, Jaap De Hopo Scheffer, entre otros líderes europeos, se han manifestado en torno a la reforma de la OTAN. El ex presidente español José María Aznar, por ejemplo, ha propuesto que en la próxima reunión de la OTAN, que se realizará este año en Riga, se cree el estatus de nación asociada, como fase previa al ingreso en la OTAN. Aznar propone incluir en esta categoría a países como Israel, Japón, Australia e India. Sorprendentemente, también incluye a Colombia, lo que prueba que el eventual acercamiento de nuestro país a la OTAN tiene sus amigos en Europa y no sólo en Estados Unidos.
Pero esta reforma y la inclusión de Colombia, por ahora son una mera posibilidad. Por lo pronto, Colombia podría auscultar las posibilidades de ser parte de la Asociación para la Paz de la OTAN. El cumplimiento de todo tipo de requisitos necesarios para acceder a este estatus podría ser una razón más para continuar el proceso de modernización de nuestras Fuerzas Militares. La misma OTAN podría contribuir a este propósito, lo cual sería una retribución de inmenso valor para nuestra democracia. Creo que sólo réditos positivos podríamos esperar de esta eventual asociación en términos de avances organizativos, operacionales y doctrinarios para nuestras Fuerzas Militares.
La otra opción para acercarnos más lentamente a la Alianza es convertirnos en un aliado 'extra-OTAN' de Estados Unidos. Esta opción también tiene muchas ventajas, aun cuando creo que crearía inquietudes -injustificadas- entre algunos de nuestros vecinos. Un buen tema para analizar en el futuro.
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